Se trata del proyecto “Fortalecimiento de la Capacidad de Adaptación en el Sector Pesquero y Acuícola Chileno al Cambio Climático”, desarrollado en cuatro caletas piloto del país, y que busca generar acciones e instalar capacidades de adaptación a nivel nacional, regional y local.
Con el objetivo de relevar la importancia de la adaptación del sector pesquero artesanal y acuicultor de pequeña escala al cambio climático, este martes el subsecretario de Pesca y Acuicultura, Román Zelaya, visitó Iquique para reunirse con los pescadores artesanales de Caleta Riquelme, quienes participan en el proyecto “Fortalecimiento de la Capacidad de Adaptación del Sector Pesquero y Acuícola Chileno al Cambio Climático”. La iniciativa, pionera en la materia, nació el año 2017 y es ejecutada por la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SUBPESCA) y el Ministerio del Medio Ambiente (MMA). La implementación está a cargo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por su sigla en inglés).
En la actividad, el Subsecretario junto a Moyra Rojas, Seremi de Medio Ambiente de la Región de Tarapacá, y la representante de FAO en Chile, Eve Crowley, conocieron detalles de las distintas experiencias desarrolladas por los pescadores y pescadoras artesanales de la Caleta Riquelme, con el apoyo de los profesionales técnicos a cargo de la iniciativa.
“La importancia del cambio climático no solo es materia de los gobiernos, tiene que ver con la comunidad. La principal fortaleza de este proyecto, que estamos haciendo junto con el Ministerio de Medio Ambiente, FAO y las distintas organizaciones de pescadores, es que llega directamente a ellos, y eso los hace percibir la importancia de los efectos del cambio climático. En conjunto hemos desarrollado herramientas para adaptarse, convirtiéndolos además en agentes de difusión sobre los aspectos que reviste el fenómeno, siendo aliados nuestros en este proceso”, expresó el Subsecretario Zelaya. “Riquelme y otras tres caletas tienen carácter de caletas piloto. A partir de los resultados obtenidos, podremos exportar conocimiento y generar las condiciones para llegar al resto de las caletas de Chile. El paso siguiente es que el Estado, identificando cuáles iniciativas reportan mayor utilidad, pueda apoyarlas a través de programas, pensado en el mediano y largo plazo, porque el cambio climático llegó para quedarse”, enfatizó.
En el marco de este proyecto, Caleta Riquelme se encuentra desarrollando de manera inédita los primeros cultivos de carácter experimental de choro zapato y chicorea de mar, buscando explorar nuevas alternativas productivas que permitan a esta comunidad costera adaptarse a las variaciones naturales que implica el cambio climático. El desarrollo de esta experiencia logró convocar el trabajo conjunto de distintos actores clave en la región, como la Corporación Norte Grande; la Facultad de Recursos Naturales Renovables de la Universidad Arturo Prat; la Dirección Regional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA) y la empresa pesquera CORPESCA S.A.
A los cultivos experimentales se suman otras importantes iniciativas impulsadas, como la creación de una estrategia de turismo sustentable para Caleta Riquelme, en alianza con la Dirección Regional de Turismo. Paralelamente, se trabajó con fuerza en la instalación de conocimientos sobre cambio climático en la comunidad de pescadores y mariscadores de la zona y entre los tomadores de decisiones de la región, a través de distintas capacitaciones, y se desarrolló un programa de monitoreo del comportamiento de las variables ambientales de la caleta, realizado por los propios pescadores. Además, el Grupo de Trabajo Interinstitucional creado por el proyecto logró convertirse en una comisión asesora permanente del Consejo Regional de Cambio Climático (CORECC) de Tarapacá, principal institucionalidad regional en esta materia.
“Este proyecto ha sido clave en lograr que todos los actores se involucren con una mirada de largo plazo, aprendiendo juntos a la hora de desarrollar estrategias que fomenten la adaptación de la pesca artesanal al fenómeno”, destacó Moyra Rojas Tamborino, Secretaria Regional Ministerial del Ministerio del Medio Ambiente en la Región de Tarapacá. Agregó que este aspecto “es clave para seguir replicando las iniciativas impulsadas en otras comunidades, tal como ya se ha hecho en las caletas de Río Seco y Caramucho”.
Para Manuel Villalobos, presidente del Sindicato Bahía de Buzos Mariscadores de Caleta Riquelme que ha sido parte del proyecto desde el 2017, un avance importante ha sido el aprendizaje mutuo: “Gracias al proyecto todos hemos aprendido; hemos aprendido nosotros como pescadores, pero también ha aprendido la autoridad, porque no existe ningún ‘doctorado en cambio climático’; para todos es una experiencia nueva. Las caletas del norte recién nos estamos adaptando a esto; otras más al sur están más avanzadas en productividad y valor agregado, entonces es importante que otras caletas de la zona sigan uniéndose. Hay que adaptarse y unirse a ese cambio. Los cultivos son el futuro”.
Eve Crowley, representante de FAO en Chile destacó el proyecto no solo a nivel nacional, sino también por su aporte en el contexto global: “Desde FAO consideramos este proyecto como pionero a nivel internacional. Algunos otros países están tratando de ver cómo apoyar al sector pesquero artesanal, hacer ajustes, tener conocimiento e información necesaria para poder apoyarlos en la adaptación al cambio climático, y este proyecto dará importantes luces al respecto”, enfatizó. “La parte más importante de esta iniciativa es que abarca desde lo nacional, a través de las políticas públicas y las capacidades de los tomadores de decisión -donde más de 120 que ya han sido capacitados- hasta el nivel más local, con los pescadores y pescadoras, donde se ha trabajado con más de 100 personas a través de diversas acciones”.
Además de Caleta Riquelme, hay otras tres en Chile que están finalizando sus últimas actividades en el marco de este proyecto, comenzando a sistematizar todos los aprendizajes rescatados: Caleta Tongoy en Coquimbo; Caleta Coliumo en Tomé; y Caleta El Manzano en Hualaihué. Todas se encuentran diseñando la estrategia de sostenibilidad que permita identificar las experiencias más auspiciosas para impulsar su replicabilidad en el resto del país.