- Columna del Intendente de Tarapacá del lunes 14 de enero.
Acabamos de empezar la tercera semana de enero y aún no nos reponemos del trágico accidente que costó la vida a cinco personas en la ruta del borde costero. Es sumamente difícil dimensionar el dolor de sus familiares y amigos, que horas antes de la llegada del Año Nuevo, jamás pensaron que no volverían a ver con vida a las personas que aman.
Creo que después de este lamentable hecho, y de otros episodios que han comprometido la vida de jóvenes y de personas de distintas edades en accidentes de tránsito, debemos, como sociedad, tener una reflexión profunda de la causa de los accidentes de tránsito, tema que también debemos conversar en familia.
Consumir alcohol y conducir un vehículo es una combinación fatal. El alcohol perjudica una serie de acciones motoras que determinan un antes y un después en un accidente: capacidad de tomar decisiones rápidas, habilidades de precisión, reflejos, entre otras.
Como Gobierno, junto a Carabineros, continuamos aplicando la tolerancia cero con la conducción bajo los efectos del alcohol. Durante el 2018 se realizaron más de 45 mil controles de alcotest y más de 700 alcoholemias en la región. 719 automovilistas fueron sacados de circulación, tras detectar que 273 manejaban en estado de ebriedad (con un nivel superior de 0,8 g/l de alcohol en la sangre y 446 lo hacían bajo la influencia del alcohol (en un rango que va de los 0,3 a 0,79 g/l).
Pero como país, aún estamos lejos de considerarnos una sociedad que reacciona favorablemente ante este escenario, por cuanto uno de cada 10 accidentes fatales se debe al alcohol en la conducción.
Muchas personas han tomado la decisión de hacer las cosas de otra manera, adoptando medidas de autocuidado, como conducir a una velocidad responsable y prudente, uso permanente del cinturón de seguridad en todos los pasajeros del vehículo, nunca chatear al volante, sillas de retención infantil para las edades establecidas en la ley, respetar a peatones y ciclistas.
Como región debemos tomar conciencia, nadie sobra en Tarapacá. En especial a los más jóvenes les recuerdo que no hay dolor más grande que el de enterrar a un hijo. Reflexionemos sobre esto y cuidémonos a nosotros mismos y a quienes conocemos, pasemos la voz, pues cada esfuerzo es importante, relevante e incluso definitivo.