Después de los terremotos de abril de 2014, en su última visita, la Presidenta Bachelet comprometió apoyo para revertir el déficit habitacional que afectaba y afecta a nuestra región, destinando con ese objetivo terrenos fiscales para la construcción de viviendas.
Solo un par de meses después, regresaban a Tarapacá los Ministros de Bienes Nacionales y de Vivienda para cumplir esa promesa, transfiriendo en dicha ocasión, en forma gratuita, 120 hectáreas avaluadas en 44 millones de dólares. Nacía en ese momento un proyecto emblemático que dará el puntapié inicial a la expansión de Iquique hacia el sector sur y dará inicio, también, a la esperanza de miles de familias que sueñan con un mejor porvenir: Altos de Playa Blanca.
La palabra empeñada por la Presidenta Bachelet buscaba que una importante cantidad de familias, principalmente de escasos recursos, tuviesen acceso a viviendas de calidad en entornos urbanos que permitiesen mejorar radicalmente su calidad de vida. Esa tarea se ha cumplido, paso a paso, con una iniciativa que albergará a más de 5.800 familias de nuestra región, y donde las primeras 280 podrán disfrutar de sus hogares el próximo verano del 2018.
El pasado viernes me correspondió visitar Altos de Playa Blanca junto a las familias que tienen cifrados sus sueños en un proyecto que avanza aceleradamente. Es difícil poder explicar la emoción que vivimos todos los que tuvimos el privilegio de estar allí. La emoción de Gladys, que a sus 76 años contemplaba embelesada el mar desde el lugar que en unos meses más será su primera y única casa, relatándonos lo distinta que será su vida cuando se concrete su traslado desde el campamento Laguna Verde.
La felicidad y emoción de cada persona que estuvo con nosotros ese día, me hace sentir que este esfuerzo de construir un Chile de todos, un Chile más justo, más inclusivo y de mayores oportunidades, no ha sido en vano y que vamos caminando en el sentido correcto.
Nos comprometimos a avanzar en una Tarapacá Social, y lo hemos hecho en materia de vivienda sin sacrificar calidad y dignidad en algo tan significativo para las familias, como es el lugar donde reconstruirán o formarán sus hogares. Debemos sentirnos orgullosos por eso.