En una ceremonia en el Patio de Los Naranjos del Palacio de La Moneda, la Jefa de Estado, Michelle Bachelet, promulgó la Ley que regula la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales: cuando está en peligro la vida de la mujer o la grave afectación de su salud; cuando es producto de una violación; y cuando es incompatible con la vida extrauterina.
“Hoy, por fin, firmamos la ley que consagra el derecho que tiene toda mujer a decidir sobre su cuerpo y sobre su embarazo, en tres casos sumamente precisos y humanamente difíciles. Hablamos de una determinación delicada, personal, intransferible. Es una decisión que nunca es razón de festejo, porque está precedida de dolor, de angustia. Esta ley lo que sí representa es la consolidación de un enorme avance, que debemos valorar”, subrayó la máxima autoridad.
En esta línea, destacó que “será su voluntad, no la voluntad ajena, la que determine si ella seguirá o no con su embarazo, sin que sea posible amedrentarla o dificultar su proceso de decisión, condicionándola a castigos, penas o la disponibilidad de recursos. Y esto implica un paso histórico para nuestro Estado y para los derechos ciudadanos”.
Con esta Ley, mediando la voluntad de la mujer de forma expresa, previa y por escrito, se autoriza la interrupción de su embarazo por un médico cirujano cuando se presente alguna de las tres causales, siempre que no hayan transcurrido más de doce semanas de gestación. Tratándose de una niña menor de 14 años, podrá ser un máximo de catorce semanas. Además, deberá contar con la autorización de su representante legal o deberá solicitar la intervención de un juez, el cual deberá resolver en 48 horas. Igualmente, la mujer tendrá derecho a optar voluntariamente por un programa de acompañamiento que incluirá acciones de acogida y apoyo biopsicosocial.
La Presidenta Bachelet puntualizó que “estamos saldando una deuda enorme con las mujeres de Chile y, además, nos estamos poniendo a tono con las legislaciones del mundo, que nos han hecho ver que la penalización a todo evento de la interrupción del embarazo, representaba un incumplimiento en materia de respeto a los derechos humanos, porque ponía en riesgo el derecho a la vida y a la integridad física y síquica de las mujeres”.
Asimismo, puso énfasis en que “el principio que establecemos a través de esta ley es clara: mujeres, no están solas. No pueden ser obligadas por el Estado a vivir una situación de enorme violencia y sufrimiento, si no se sienten en condiciones de hacerlo o si no es su voluntad. Esto implica, por un lado, la adecuada confidencialidad y protección y, por otro, la garantía efectiva de que el procedimiento de salud se realizará en las condiciones de seguridad, oportunidad, dignidad y apoyo que corresponde”.
Desde 1931, el Código Sanitario de Chile permitía la interrupción del embarazo en ciertas circunstancias, hasta que en 1989 se estableció su prohibición. Con esta regulación, nuestro país pasó ser uno de los seis a nivel mundial que penalizan la interrupción del embarazo en todos los casos. Por ello, distintas organizaciones internacionales hicieron ver al Estado de Chile que aquello constituía un incumplimiento de sus obligaciones, que no era acorde con el trato que se debe a las mujeres e incluso que constituía una violación al derecho a la vida y a la integridad física y síquica de las mujeres. Desde que se recuperó la democracia, se han presentado 12 iniciativas en la Cámara de Diputados y el Senado para enfrentar la penalización del aborto en toda circunstancia.
El proyecto que hoy es Ley fue enviado al Congreso el 31 de enero de 2015. Durante su tramitación existieron cerca de 200 audiencias públicas de profesionales de la salud, abogados, organizaciones gremiales, entidades religiosas y expertos.
“Durante 25 años -muchos de ustedes aquí, muchas de ustedes- hubo intentos de numerosas parlamentarias y parlamentarios por instalar el tema en la discusión pública, pero no lograban aprobarse ni siquiera en la idea de legislar. Por eso hoy, que promulgamos esta ley, puedo decir –como decía el otro día, y ustedes lo vieron en el video-: no sólo han ganado las mujeres; ha ganado la democracia en Chile”, afirmó la Mandataria.
Finalmente, reflexionó que “no hay doctrina más poderosa y humanista que aprender a respetar las diferencias, las opciones y las decisiones privadas que las personas toman. Y en ese sentido, puedo decir que hoy día somos un país más justo, más comprensivo y más respetuoso. Hoy somos capaces de acompañar y amparar a las mujeres que hasta ayer quedaban solas. Hoy vivimos en un país donde nos hemos ganado el derecho a debatir éste y todos los temas sin censura, sin miedo, sin mordazas. Porque hemos debatido con sabiduría, con tolerancia, con respeto, escuchando a todos, sin descalificar a nadie”.